Seguramente hayas leído en los medios de comunicación que septiembre es un mes donde se producen muchas separaciones y divorcios. Las vacaciones aumentan el tiempo de convivencia en familia y en ocasiones surgen fricciones con las que no estamos acostumbrados a lidiar en nuestra rutina general.
Si estás pensando después de este período estival en la posibilidad de plantear una separación o divorcio me gustaría darte tres consejos para facilitarte el camino y ayudarte para que la decisión que tomes sea la mejor para ti y tu familia:
1. PIÉNSALO EN FRÍO.
Es muy habitual recibir en el despacho al inicio del mes de septiembre a personas que tienen clarísimo que quieren divorciarse y un mes después deciden que se mantienen en pareja. La decisión es perfectamente respetable pero me gusta recomendar a las personas que evalúen en frío la decisión de hacerlo.
Mi consejo es darse unos días a la vuelta de esas vacaciones y reevaluar en la vida “normal” si sigues considerando que la mejor alternativa que tienes es poner fin a la relación que mantienes. En mediación hablamos de “escalada del conflicto” para explicar cómo evoluciona el mismo. Conviene analizar el momento que se está atravesando para la toma de decisión porque es muy normal que cuando surgen problemas que dan lugar a que una persona se plantee el divorcio el problema se encuentre en su punto álgido.
Te invito a que, con algo de paciencia, te des unos días donde se calmen las peleas, malentendidos y roces que han surgido y, en ese momento, evalúes de nuevo la opción del divorcio. Te aseguro que esos días de más favorecerán el proceso y el desenlace, sea la que sea la decisión que tomes.
2. CLARIDAD EN TU COMUNICACIÓN
Una vez que has decidido dar el paso, se firme y claro en tus intenciones si tu intención es que el proceso sea lo menos traumático posible para tu familia. A nadie le gusta recibir malas noticias o que le propongan un divorcio que no espera, pero si nos dirigimos a nuestra pareja con respeto, explicando las causas y facilitando el proceso, favorecerá a todos.
Previo a esa comunicación deberías tener claro cómo pretendes hacerlo (mutuo acuerdo, cada uno con un abogado, ambos con el mismo…) para no dar pie a que se eternice. Un divorcio, en contra de lo que muchos medios y la publicidad anuncian, no se resuelve en dos semanas y conviene en lo que concierne a las personas que lo llevan a cabo no alargarlo de manera innecesaria.
3. BUSCA ASESORAMIENTO PROFESIONAL ESPECIALIZADO
La mayoría de los divorcios tienen varias vertientes. Si estás pensando en divorciarte conviene que hables al menos con dos profesionales que en mi opinión son los que más te pueden ayudar en el proceso. Un abogado o abogada especialista en Derecho de Familia y un psicólgo/a. Cada uno en su área de conocimiento te podrá ofrecer pautas muy interesantes tanto para decidir dar el paso como para dar otra oportunidad a tu relación antes de optar por la ruptura definitiva.
El psicólogo te puede acompañar en el proceso y dar unas pautas globales para ti y tu familia. Te ayudará a enfocar más humanamente el cambio que vas a afrontar y, si es necesario tras evaluación acompañarte a ti o algún miembro de la familia en el mismo.
A nivel jurídico, tus acciones pueden tener consecuencias que no conoces si actúas sin asesoramiento previo. Es conveniente que hables con un abogado especialista en derecho de familia para que te oriente sobre qué debes o no hacer, cuáles son tus derechos o la mejor forma de organizar algunas cuestiones en las que quizás por desconocimiento no has reparado. Tener una idea general de la parte legal te ayudará en la toma de decisiones y te resolverá problemas futuros.
¿Te quedan algunas dudas?
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